El 24 de abril se conmemora el Genocidio Armenio, en el que murieron aproximadamente un millón y medio de personas.

La fecha evoca el intento por parte del Imperio Otomano de exterminar al pueblo armenio.

En la noche del 23 de abril de 1915, y durante toda la madrugada del día 24, cientos de intelectuales, religiosos, profesionales y ciudadanos de ese origen fueron despojados de sus hogares y deportados, para ser posteriormente asesinados. El 24 de abril resume simbólicamente todos aquellos crímenes de lesa humanidad, que los turcos-otomanos cometieron en perjuicio del pueblo armenio con anterioridad a esa fecha.

La lucha contra las políticas de negación y olvido por parte de los sobrevivientes y los familiares de las víctimas armenias, ha sido clave para que hoy podamos ejercer nuestro recuerdo activo. Pese a la magnitud de estos crímenes, sólo una veintena de países han reconocido, mediante una resolución de carácter formal, la perpetración del genocidio armenio. Argentina es uno de ellos.

El recuerdo del Genocidio Armenio nos interpela en tiempo presente sobre las consecuencias que pueden generar la intolerancia y el racismo y nos invita a reflexionar sobre el significado del respeto entre los pueblos y las personas.