1. Leer es un derecho cultural universal.
    Tú eres un lector. Todos somos lectores, ya sea de facto o en potencia.
  2. Ser lector no es igual a ser dueño de un libro.
    Nadie te podrá exigir que compres un libro (o adquieras una licencia de uso) para leerlo.
  3. Leer no será nunca un delito.
    Tampoco una falta. Leer no devenga regalías y nadie te puede acusar o perseguir por leer.
  4. Leer es una libertad irrenunciable.
    Ningún acuerdo, candado o artilugio de seguridad puede quitarte estos derechos.
  5. El lector tiene derecho a un espacio y tiempo para leer.
    Ya sea en una biblioteca o en tu propia casa, nadie puede limitar cuándo, cómo, qué o con quién lees. También tienes derecho a no leer, si quieres.
  6. El lector no es un usuario ni un consumidor.
    Leer no consume un libro, al contrario: lo engrandece. Y si alguien te regala, te presta o te comparte un libro, tampoco eres un ladrón ni un pirata, eres, simplemente, un lector.
  7. El lector es libre de elegir leer y releer en el soporte que mejor le acomode.
    El soporte no altera la relación del libro contigo, ya sea en papel, electrónico, pergamino o piedra.
  8. Si un lector adquiere un libro, el libro es suyo. Al ser tuyos, puedes resapladar, compartir, obsequiar, heredar o re-vender tus libros en cualquier momento, sin pedir permiso.
  9. El lector no renunciará a su privacidad para leer o adquirir un libro.
    Ninguna entidad tendrá derecho a vigilar tus lecturas o los libros que posees, sin importar su finalidad.
  10. El lector obtendrá sus libros de manera legítima siempre que sea posible.
    Siempre que los libros no vulneren ninguna de estas libertades, hay pagar lo justo por los libros. Está estrictamente prohibido hacer copias de los libros para lucrar con ellos.