A partir del próximo viernes 7 de diciembre, la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Cuyo llevará el nombre del filósofo mendocino Arturo Andrés Roig, “cuya labor docente lo convirtió en maestro y guía de varias generaciones de intelectuales de Mendoza, de la Argentina y de América Latina”, según expresa la Resolución del Consejo Superior.

El acto oficial de asignación del nombre tendrá lugar el viernes 7, a las 12:30, en instalaciones de la misma Biblioteca, con la participación de autoridades e integrantes de los claustros universitarios, familiares, colegas y discípulos, invitados especiales y público en general.

La resolución del Consejo Superior -emitida en respuesta a una propuesta elevada por la ex directora de la Biblioteca Central y del Sistema Integrado de Documentación (SID), Isabel Piñeiro- evoca en sus extensos considerandos la larga trayectoria de Roig, desde su egreso de la UNCuyo en 1949 como profesor de Filosofía hasta “la conmoción que su fallecimiento produjo en la comunidad intelectual latinoamericana, generando publicaciones en numerosos medios locales, nacionales y extranjeros, que han destacado la trayectoria y el valor de sus ideas”.

Luego de realizar estudios en La Sorbona, comenzó su labor docente en la UNCuyo, en la que ejerció funciones de gestión como Secretario General y Secretario Académico. En esta función precisamente fue autor de un “Informe de la Comisión de Reordenamiento Bibliotecario”, en el que “quedaron plasmadas las bases del rol que dicha dependencia debía cumplir en esta Casa de Estudios”.

En su relación con la Biblioteca, recuerda el Consejo “que efectuó donaciones de material bibliográfico de autores latinoamericanos, en especial de Ecuador y Venezuela, como así también de fotografías, cartas y testimonios varios, parte fundamental de la memoria universitaria, que constituyen un valioso material”.

Por otra parte, consigna que Roig “con el advenimiento de la dictadura militar de 1976, debió exiliarse, primero en México, donde ejerció la docencia en la Universidad Autónoma, y luego en Ecuador donde, además, fue director fundador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Católica de Quito e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), organismos en los que dejó su valiosa impronta”.

Y agrega que “retornada la democracia a nuestro país, regresó y se hizo cargo de la Dirección Regional de Centro Regional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CRICYT) y posteriormente fue director fundador del lnstituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA) del mismo”.

Finalmente, destaca “sus contribuciones originales tanto a la Historia de las Ideas como a la Filosofía de la Liberación. Precisamente, en esta última línea, sobresale una de sus concepciones medulares según la cual, así como en el Siglo XIX el nudo central del pensamiento fue ‘la libertad’, para los latinoamericanos de la actualidad ese nudo central es ‘la liberación’. De ahí su fuerte compromiso con los procesos políticos y sociales de la región”.

Prensa UNCuyo